me
miraste como
asustada con tus
ojitos vidriosos y
transparentes atrapada en tu
espejismo huracanado de
invierno en
primavera tu
cabeza creció hasta que
el
tallo ya no
pudo con el
peso de tus
emociones cayó tu
corazón sin
separarse ni un
pétalo de tu
centro y
desde allí me
miraste pequeña más
pequeña que
nunca y te
guardé en un
libro de
tapa dura no
tiene nada de
malo envejecer