martes, 2 de octubre de 2018

Zodiaco

A las sirenas las gobierna un consejo horizontal de doce. Cada una nacida bajo la marea de una Luna llena, reflejando la luz de una constelación zodiacal. Saben que son las elegidas porque nacen con las pecas brillando en la frente, como absorbiendo la vitalidad de la noche, siempre en la noche y en el mar. 
La antecesora zodiacal reconocía la señal de la patrona de los cielos y anunciaba la buena noticia, tomaba a la recién llegada como hija y la criaba bajo las enseñanzas de las estrellas que habían guiado su nacimiento, como al mar. 
Independiente de la edad, cuando la amadrinada comenzaba a cambiar el rol de estudiante por el de maestra, pasaba entonces a ocupar el puesto que le correspondía en el consejo. Las retiradas vivían tranquilas entre los corales más brillantes, se ponían un nuevo nombre, uno elegido por ellas mismas. Seguían el curso de los cardúmenes alegres, en el mar.
Ser parte del consejo zodiacal era el más grande honor y las sirenas estaban siempre erguidas, mostrando sus frentes benditas. Eran las favoritas del mar.
Así funciona la sociedad de las sirenas, hijas de la luna, mecidas por el mar.