domingo, 25 de noviembre de 2018

Koi

En la anterioridad del mar, en antiguos tiempos que ya habían pasado, las sirenas estaban asustadas de dejar sus aguas natales. No era extraño que aquellas sirenas de corazón aventurero fueran fuertemente vigiladas, con la intención de evitar de que cumplieran los deseos de sus almas ambulantes. 
Este tipo de represiones, obviamente, no pudieron sostenerse por mucho tiempo. Vieron partir sirenas y nunca volver, aunque mantenían una esperanza larga como los ciclos lunares en los que se prolongaba su ausencia. Antes, las sirenas eran menos, y cada pérdida afectaba a toda la comunidad. 
Fue una Luna llena, imposible olvidar tal señal, cuando volvió una de las sirenas que se había aventurado a las aguas lejanas. Volvió acompañada de una sirena del color de los corales, con la cola larga y bailarina, con un peinado jamás visto enmarañando su larga cabellera negra. 
Dijo que era una sirena de la raza Koi, de los mares al otro lado de la Luna. 
Así fue como las sirenas se llenaron de dicha, porque no estaban solas, en el mar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios