lunes, 26 de noviembre de 2018

Vintage

El amor no debería cambiar a nadie, el corazón no es como una corriente que se puede desviar. Tal vez es por eso que, incluso en su nube de amor, Cochayuyo nunca dejó sentir atracción hacia los objetos humanos. 
Intentó contagiar a Colo-Colo con su afición de muchas formas, incluso la llevó a su escondite, allí donde acumulaba los objetos que había juntado con los años y sus viajes a la superficie. No le dio mucho resultado, de hecho, la llevó a tener discusiones en las que Colo-Colo amenazaba con delatarla. Nunca lo hizo. 
Otras veces, la sirena albina la escuchaba con paciencia, sin decir nada y apenas pestañeando. La imagen de la cautela. 
Y una vez, solo una vez, Cochayuyo la vio tratando de imitar esos peinados vintage que aparecían en unos carteles plásticos que había recogido en la playa. Esa tarde, cuando le habló sobre las modelos pin-up de la superficie, Colo-Colo trató de fingir la indiferencia de siempre, pero no pudo ocultar el brillo de sus ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios